Alaphilippe no es el heredero de Valverde

Si hay algo que nos gusta a los aficionados ciclistas es jugar al ciclismo ficción. Elucubrar sobre qué va a ocurrir, sobre qué podría haber ocurrido si ese ciclista no se hubiera caído… Nos gusta también enfrentar a corredores de distintas épocas y hasta de disciplinas diferentes. También, por qué no decirlo, nos gusta (más bien nos es inevitable) elucubrar con gasolinas y demás asuntos turbios. Es algo que hace al ciclismo un deporte único, tan dado a la creación literaria en nuestras mentes.

Y si hay un corredor que ha sido objeto de innumerables elucubraciones de todo tipo, ese es Alejandro Valverde. Durante sus primeros años de carrera todo el mundo se preguntaba qué ciclista podría ser, luego cuando ya fue madurando, todo el mundo se preguntaba qué ciclista podría haber sido si hubiera enfocado su carrera en otros objetivos, y en la actualidad todo el mundo se pregunta quién va a ser su sucesor. El nombre que más ha sonado en el último lustro para ser el sucesor del murciano ha sido el de Julian Alaphilippe. Nos podía sonar hasta a risa, viendo como Valverde con 37 años le vencía con dos bicis de diferencia en el Muro de Huy y volvía a ganar la Lieja ese mismo año. Incluso nos podía sonar a risa hace unos meses en Innsbruck. Pero nada más lejos de la realidad, Alaphilippe ahora mismo es la gran estrella de rock del pelotón y un ciclista ya definido y no, no es Valverde.

¿Y si Valverde hubiera sido belga? ¿Y si en lugar de en Las Lumbreras, se hubiera criado en Kortrijk? O sin complicarnos tanto, ¿y si, al salir de Kelme, hubiera fichado por el Quick Step en lugar de irse a la estructura de Banesto?

Foto: iapuestas.com

Son preguntas sin respuesta segura, pero todos nos podemos imaginar por dónde hubiera ido su carrera. Y creo que tenemos en Julian Alaphilippe una respuesta bastante fidedigna de lo que hubiera sido Valverde, al menos en cualidades. Valverde en su juventud era más rápido, más fuerte, subía más y toleraba muchísimo mejor el paso de los días que Julian Alaphilippe hoy en día. Por tanto, no hay dudas de que el murciano es, atléticamente, muchísimo mejor ciclista. De esos que nacen una vez cada muchos años.

¿Véis a Alaphilippe este año, ganando etapas en todos los escenarios, ganando clásicas con una autoridad tremenda? Ese hubiera sido Valverde. Eso pero mucho más bestia. Alaphilippe no es el heredero de Valverde. Alaphilippe es lo que debería haber sido Valverde.

Y con este post no quiero echar por tierra la carrera de una leyenda del deporte español, uno de los ciclistas que más he admirado y admiraré en toda mi vida. Pero creo que será inevitable cuando, dentro de 15 o 20 años, consulte al palmarés de Alejandro y eche de menos la Milán-San Remo, la Amstel Gold Race, el Giro de Lombardía… Es inexplicable cómo ha tirado por tierra sus opciones en esas clásicas por conseguir objetivos que estaban fuera de su alcance. La cultura ciclista española. Esa cultura que hizo que Olano tuviera que ser un vueltómano por narices. Esa que menospreció a corredores del nivel de Freire y Flecha, que nunca tuvieron el reconocimiento merecido.

¿Vale más un podio del Tour que un Giro de Lombardía o una San Remo? Yo tengo clara la respuesta. Hay un titular por ahí bastante famoso de una entrevista que concedió Valverde, donde aseguraba que le motivaba más la Vuelta a Murcia que la Milán-San Remo.

Foto: Summit Daily

Pero, Alejandro Valverde es Alejandro Valverde. No es Bettini, ni Bartoli, ni Alaphilippe. Sin esa forma de pensar, sin esa idiosincrasia, siendo el tipo de ciclista que es y con la mentalidad que tiene, no sería Alejandro Valverde.

Si Valverde hubiera estado en Bélgica, igual no hubiera disfrutado tanto durante toda su carrera. Probablemente no hubiera estado tan agusto como ha estado tantos años en España. Si hubiera estado desde joven en Bélgica, probablemente hubiera sufrido más caídas, hubiera estado más aislado y no lo tendríamos a los casi 40 años ganando carreras y con el arcoiris en la espalda.

Alejandro es único y no solo por sus capacidades atléticas. Ha superado una sanción y una lesión gravísimas. Presiones dentro y fuera de su círculo. Cientos de personas que le han dicho durante toda su carrera dónde ir, cómo correr, qué hacer. Alejandro ha trabajado para compañeros de equipo y compañeros de selección (que le pregunten a Freire). Por eso es único también. Un ciclista que jamás se ha puesto un dorsal para hacer entrenamientos, que siempre ha dignificado este deporte y el maillot que viste.

A Alejandro hay que quererle como es. Porque si no hubiera sido como es, no hubiera sido Alejandro Valverde.

En España tendremos en el futuro más ganadores del Tour, más campeones del mundo. Pero nunca, nunca, habrá alguien como Alejandro Valverde.

Un artículo de Fran Alarcón para Baggicase.