Bendita contrarreloj

Demonios, no hay nada que me dé más rabia del ciclismo actual que el ninguneo a una especialidad vital en la historia de este deporte: la contrarreloj.
Hay alguien que, por el motivo que sea, ha decidido que las contrarrelojes ya no son interesantes. Que solo estorban en las carreras, que son aburridas y que la gente ya no las quiere. Alguien decidió que es cuasi inhumano tener a un corredor una hora solo contra el viento. Que eso es demasiado duro y encima ni da espectáculo.
¿Cómo que no es espectáculo? La contrarreloj no engaña. Es la soledad en un deporte de equipo. Eres tú contra el viento, sin ayuda de ningún tipo. Solo tú y tu bici. No hay donde esconderse. No hay equipo al que agarrarse. Ni el más cobarde de los corredores puede evitar tener que dar la cara ese día. ¿No piensan que esto es necesario?
Qué es el equilibrio.
- m. Estado de un cuerpo cuando fuerzas encontradas que obran en él se compensan destruyéndose mutuamente.
Aunque, de las definiciones que nos deja el diccionario de la RAE, mi favorita para ilustrar esto es la siguiente:
- m Contrapeso, contrarresto o armonía entre cosas diversas.
Eso es lo que hace bonito al ciclismo en gran parte. La armonía, la diversidad. Diversidad de carreras, de paisajes, de escenarios, pero sobre todo diversidad de corredores.
A mí, que soy un purista (que no pureta), lo que me gusta ver en una Gran Vuelta es la clásica lucha entre el contrarrelojista y el escalador. El hombre de hierro que se dedica a aguantar golpes, y el ofensivo escalador. Cada uno sabe cuál es su terreno y sabe que no puede desaprovecharlo.
Pero, como decía al comienzo de este artículo, alguien decidió que eso ya no era lo bonito. Alguien decidió que las grandes vueltas tenían que jugarse solo y exclusivamente entre escaladores. Esta nueva corriente filosófico-ciclista llegó a su culmen en el Tour de Francia de 2015, donde solo hubo 15 km contra el crono.
¿Por qué ocurre esto?
Probablemente, por la aparición de ciclistas que son los mejores subiendo y los mejores croneando. Primero tuvimos la época dominadora de Alberto Contador, y después tuvimos la época dominadora de Chris Froome. Ambos hacían diferencias en los dos terrenos. Aparecía una guardia de escaladores, liderados por Nairo Quintana, a los que las grandes vueltas (y especialmente el Tour de Francia) veían como la “esperanza” para ver carreras más igualadas y disputadas.
Lejos de la realidad, esos ciclistas siguieron ganando, y los que perdimos fuimos los espectadores con carreras casi “secuestradas” y sin ningún tipo de emoción.
¿Por qué la contrarreloj es necesaria?
Por una sencilla razón. Los escaladores tienen que perder tiempo para tener incentivos para atacar. No hay más. Un escalador que pierde 1 minuto probablemente no querrá volverse loco atacando de lejos. Un escalador que está a 1 minuto también puede estar pensando que una segunda plaza o amarrar un podio tampoco está tan mal. En cambio, un escalador que se encuentra a 4 o 5 minutos y desplazado hasta fuera del top10 de la general por unos cuantos contrarrelojistas, necesita poner todo patas arriba si no quiere volver a casa sin pena ni gloria. Tampoco hablo de poner 100 km de contrarreloj individual como en otros tiempos. Quizás eso sea incluso excesivo. Pero sí veo que debería ser casi obligatorio una contrarreloj de 40-50 km antes de la montaña. Dejar las cosas claras. Que el contrarrelojista golpee primero para que el escalador se convierta en un león herido y sin nada que perder. ¿Recuerdan a Pantani reventando a Ullrich?

Este Giro, el mejor ejemplo
Esta vez no tengo que irme muy lejos en el tiempo para ilustrar mis ideas. En este mismo momento estamos presenciando un ejemplo perfecto de este tipo de situaciones. Un contrarrelojista que ha dado ya dos palos. Que ha dejado lejísimos a sus rivales. El que menos, a 2 minutos. Los que más, a 5. Los más pesimistas o conservadores (me niego a llamarles sensatos) ya dicen que el Giro es esloveno y que ya está ganado. NO. El Giro está a punto de explotar. Casi todos los contendientes están lejísimos, a distancias casi irrecuperables con ataques en las vallas. El que quiera ganar el Giro, tendrá que ponerlo todo PATAS ARRIBA. La carrera está llena de gente que ha recibido puñetazos tan grandes que no tienen nada que perder. Porque a Landa no le vale acabar a 5 minutos. Tampoco a Miguel Ángel. Tampoco le valen a Yates los 3 minutos. Y Vincenzo no vino aquí para acabar a 2 minutos de un casi debutante en el Giro.
Cuando no tienes nada que perder, tampoco tienes miedo a intentar locuras y a poder perder hasta los calzoncillos.
No estoy aquí para venderles la moto. Pero os prometo que el Giro será una de las carreras más emocionantes y más espectaculares que habrán visto. El líder Roglic no va a saber ni por dónde le vienen los golpes. Todo va a ser un avispero. Todos los días. Ayer (jueves), vimos el primer ejemplo. Y no era más que una descafeinada etapa de media montaña. En esta ocasión, Roglic tuvo ayuda de otros equipos que no quisieron entrar al trapo con Landa y López. López y Landa. Qué Giro nos vais a dar. Y todo, gracias a que la cabra no la cogéis ni para ir a por el pan.
¡Bendita crono!
Artículo de Fran Alarcón para Baggicase, la funda impermeable para el móvil y las pertenencias del ciclista.