Flandes y Roubaix. ¿Papá o Mamá?

Foto: Diario AS  

¿Arenberg o Kapelmuur? ¿Mons-en-Pévèle o Koppenberg? ¿Carrefour de l’Arbre o Oude Kwaremont? ¿Papá o mamá?

Estamos en la semana entre el Tour de Flandes y la París-Roubaix y esta tarde en mi cabeza se planteaba esa duda. ¿Cuál es la reina de las clásicas? ¿Cuál es la más dura? Creo que no hay una forma objetiva y científica para comparar la dureza de estos dos monumentos del ciclismo. Tampoco la hay para decidir cuál de ellas es más bonita. Ambas son capaces de dejarnos año tras año estampas increíbles. Los privilegiados fotógrafos son testigos de primera mano de dos odas a la competitividad y el esfuerzo. Con sus cámaras nos dejan cada año imágenes como las que vemos en este artículo. Pero sigo sin poder elegir entre Flandes y Roubaix.

Tras el empate en la comparación atlética y visual de las dos carreras, toca valorar el espectáculo que se da en carrera. Otra vez empate. Ambas son siempre, y recalco, siempre, dos de las mejores carreras del año. Una mala edición de De Ronde será siempre una carrera donde pasen cosas desde lejos de meta y donde no podamos ir ni al baño durante horas. Lo mismo la París-Roubaix. Ambas son carreras que se pueden romper muy lejos y donde hemos visto exhibiciones legendarias en esta misma década. Gilbert lo hizo en 2017 en Flandes y Sagan lo hizo el año pasado en Roubaix (bueno, Dillier pasaba por ahí).

Como vuelve a salirnos empate, valoraré simplemente las diferencias entre una carrera y otra. Porque, aunque siempre son objeto de comparación, aunque en muchas ocasiones los contendientes de una son los mismos que los contendientes de la otra, aunque encontremos muchos ganadores de Flandes y Roubaix, no son la misma carrera.

Adoquín de Roubaix. Foto: Me vs. Bycicle Racing

Diferentes adoquines

El adoquín flamenco es un adoquín mucho más amable, uniforme y por lo tanto mucho más ciclable. Indudablemente es un adoquín duro y no es lo mismo ir por ese pavimento que ir por asfalto liso. Cuando juntas adoquín flamenco con pendientes imposibles, salen tramos muy difíciles de superar.

En cambio, el adoquín de Roubaix es mucho más difícil. Son piedras tiradas y su contorno es de lo más irregular. Hay diferencia de altura de varios centímetros entre un adoquín y el que tiene a su lado. Además, los tramos suelen ser menos peraltados, por lo que suele dar más igual elegir la trazada. Siempre habrá imprevistos y dificultad.

Características de los corredores que aspiran a la victoria

Yo soy un defensor de que los corredores tienen que ir a disputar De Ronde. Corredores de todo tipo. Aquí tiene opciones desde tipos de 61 kilos como Valverde, hasta armarios como Kristoff. Desgraciadamente, hemos pasado por una década larga donde los corredores no solían venir por Flandes. Muchos para evitar caídas que les eliminasen de sus objetivos prioritarios de la temporada. Muchos, porque se veían sin opciones. Pero eso creo que ha cambiado. Valverde, Jungels, Kwiatkowski o el mismísimo Alberto Bettiol han demostrado que Flandes no es territorio exclusivo de culogordos y corredores de 80 kilos. Cierto es que es una carrera más propensa a correrse muy rápido y que en los llanos hay que estar muy fuerte, pero en los muros no hay que ser un pedrusquero puro para ser de los mejores. Pido abiertamente a Tom Dumoulin, que sé que nos lee, a que se anime a venir por aquí en los próximos años.

En cambio, Roubaix es otra historia. Yo siempre lo he comparado con Wimbledon. Quiero decir, cuando Wimbledon era Wimbledon, y el tenis en hierba era tenis en hierba de verdad. En el All England Tennis Club solo podían ganar los especialistas. Un selecto club.

Otro paralelismo entre Roubaix y Wimbledon es que no hay ninguna carrera de primer nivel con características similares. Y eso me parece algo muy a tener en cuenta. No hay Masters 1000 en hierba. Y no hay clásicas World Tour que pasen por los tramos adoquinados del norte de Francia. (En cambio, en Flandes hay muchísimas carreras que pasan por los mismos muros una y otra vez, estableciendo una clara jerarquía durante las semanas previas y quedando claro los papeles de favorito para la gran cita, el Tour de Flandes). Por lo que saber cómo está la relación de fuerzas entre los grandes favoritos es difícil tarea. Roubaix es una incógnita. Solo sabemos que para poder pelear hace falta ser un portento físico. Aquí, en cambio, corredores menudos como Valverde, Alaphilippe o Kwiatkowski no tienen nada que hacer. Ninguna opción. La potencia física, tanto para andar por las piedras como para los duros tramos llanos, donde en casi todas las ediciones se decide la carrera, es fundamental. Aquí es habitual ver a sprinters disputar. Greipel o Degenkolb han conseguido aquí buenos resultados. Esos sprinters que prácticamente no tienen opciones en Flandes. En Roubaix puedes ser un corredor muy pesado e incluso es un factor favorable si lo que tienes es músculo. En Flandes, con las grandes pendientes de los muros, en cambio, no es tan ideal ser un corredor tan pesado como los que acabo de mencionar.

Iván, a punto para Roubix. Foto: Zikloland

Iván García Cortina, corredor con una edición especial de Baggicase, tiene muchas más opciones en Roubaix que en Flandes, a mi modo de ver, precisamente por el peso. Es un corredor demasiado musculado para Flandes, pero que creo que en Roubaix puede estar entre los 15 más fuertes. Ojalá le veamos peleando con los mejores.

Dos domingos donde se para el mundo. Dos domingos con los que especulamos todo el año. Y qué rápido se pasan. Y cómo los disfrutamos. Y a qué poquito nos sabe el ciclismo cuando los veranos se hacen tristemente interminables, después de haber vivido una intensa primavera de lucha, espectáculo, sufrimiento. Abril. Como decía el maestro, las clásicas nos roban el mes de Abril. Y que así sea. Disfruten de París-Roubaix, que solo es un día al año.

Un artículo de Fran Alarcón para Baggicase.