¿Frenos de disco o de zapata?

[caption id="attachment_10282" align="aligncenter" width="1024"] Freno de disco vs freno de zapatas Fuente: Brújula Bike.[/caption]

 

¿A quién quieres más, a papá o a mamá? ¿Izquierda o derecha? ¿Nike o Adidas? Y si también eres ciclista… ¿frenos de disco o de zapata?

 

Esta pregunta es un clásico entre los apasionados del ciclismo de carretera, una cuestión que se ha visto polarizada en los últimos años por el avance imponente de los frenos de disco en las bicis gracias al continuo desarrollo y a la comercialización masiva por parte de las marcas del sector. Así, se ha granjeado sus fieles seguidores -y no menos detractores- en una especie de ‘guerra fratricida’ entre aficionados, profesionales y fabricantes. La nostalgia de los clásicos se decanta por el freno clásico, mientras que los más vanguardistas se echan en brazos de los modernos frenos de disco. ¿Dónde te sitúas tú?

De momento en el pelotón del Tour de Francia 2020 no se impone el de disco, con ciclistas top como Egan Bernal, Primoz Roglic y Tom Dumoulin evitándolos y otros teniendo que usarlos por imposición del proveedor de su equipo…

 

[caption id="attachment_10283" align="aligncenter" width="1024"] Gran cantidad de pros lo han usado en el Tour 2020. Fuente: GruberImages[/caption]

 

Freno de disco: antecedentes

 

Aunque su uso está extendido y consolidado en el mundo del MTB (donde no hay dudas sobre su eficacia respecto a modelos anteriores), el ciclismo de carretera vive en los últimos cinco años su particular periodo de adaptación y toma de conciencia de esta nueva realidad. Bien es cierto, y todo hay que decirlo, que la industria ciclista -como otras muchas tantas- vive de las continuas evoluciones en sus productos, unas veces con mejoras constatables en favor del usuario y otras con ‘maquillaje y cambio de cara’ de por medio con el único objetivo de facturar más y más.

Los primeros datos que se tienen sobre los frenos de disco se remontan a la década de los 50 del pasado siglo, con toscos prototipos que no llegaron a cosechar éxitos. En los 70 Shimano los implementó en bicis de paseo urbanas, con algo más de cuota de mercado pero ni mucho menos la expansión de hoy en día. No sería hasta final de los años 90 cuando se empezó a usar en el mundo del MTB, concretamente en el downhill y posteriormente, una vez apareció el grupo Shimano XT, comenzó su expansión en montaña generalizándose y desarrollándose en paralelo a la vez que esta modalidad ciclista.

Anteriormente a estos existieron los de cuchara, varilla o el de retroceso de rueda trasera (de moda ahora con las fixies de piñón fijo), además de una serie de proyectos fallidos muy curiosos de todo tipo que se quedaron -afortunadamente- en el baúl de los recuerdos.

 

A favor frenos de disco

 

- Tienen una mayor potencia y velocidad de frenado respecto a los frenos tradicionales (también llamados caliper), concretamente son un 40% más rápidos.

- En condiciones climatológicas como lluvia o humedad (algo bastante frecuente en distintas latitudes a lo ancho del planeta) los frenos de disco se comportarán con fiabilidad casi total, con independencia de esos factores externos. Y eso se traduce en seguridad, algo muy importante para el ciclista. Algo que no te lo puede asegurar con tanta fiabilidad los de zapatas.

- En situaciones de bajada, donde hay que poner a las muñecas a trabajar para ir seguro, no exige tanto como en los tradicionales. Eso luego se nota en el cansancio de manos y la tensión en brazos y espalda. Quizás eso no afecte tanto al aficionado o este no le da tanta importancia, pero para un ‘pro’ son factores a tener en cuenta. A la larga, suman en seguridad sobre dos ruedas y en guardar energías para otros momentos de la etapa. Pero ojo, pueden fallar, como le ocurrió a Simon Pellaud en el Giro dell’Emilia 2020…

- Tienen una vida útil más larga que los de zapata y, al no implicar a la llanta en el frenado, limitan el deterioro de la misma y calentamiento en cubierta y cámara.

- Su mantenimiento es sencillo, al igual que los de zapata, entendiéndose por sencillo que no exigen una atención diaria exhaustiva. Dicho lo cual, es conveniente tenerlos ‘controlados’ para no tener sustos. La seguridad ante todo.

- Usando los frenos de disco desaparecen los molestos roces de zapata, ruidosos e incluso potencialmente peligrosos si estos no están calibrados correctamente.

 

[caption id="attachment_10285" align="aligncenter" width="1024"] Aun quedan algunos 'clásicos' en el pelotón profesional. Fuente: GruberImages[/caption]

 

En contra frenos de disco

 

- Para los más ‘pro’, el peso de los conjuntos de freno de disco es mayor que los tradicionales. Aproximadamente 300-400 gramos respecto a los de zapata, un hecho objetivo innegable. Este quizás es el aspecto del que más se habla cuando se está en contra, pero la realidad es que desde su lanzamiento hace unos años hasta el día de hoy los pesos se han ajustado bastante y cada vez la diferencia es menor.

Se da el extraño y cuiroso caso de ciclistas con poco peso corporal que montan frenos de disco en sus bicicletas de tallas pequeñas y se ajustan perfectamente a la normativa UCI que fija el peso mínimo para la bicicleta en 6,8kg…¡incluso usándolo como lastre para llegar a esa cifra!

- El montaje y desmontaje de la rueda puede llegar a ser algo más lento. Algunos profesionales lo han manifestado públicamente, viéndolo como algo negativo de cara a una posible incidencia en carrera, donde unos pocos segundos pueden marcar la diferencia entre optar a estar -o no- entre los mejores.

- Su precio es sensiblemente superior frente a los convencionales, aunque con los años esa diferencia va siendo menor. Los fabricantes están haciendo un enorme esfuerzo para ir abaratando costes hasta hacerlos más accesibles al aficionado. El hecho de que los profesionales los usen cada vez más es clave para ello, ya que normalizan su uso de cara a los potenciales consumidores.

- La peligrosidad, a raíz del incidente de Fran Ventoso hace unos años, se hizo viral. Quizás más por la espectacularidad del hecho en sí que por lo usual. Posteriormente apenas se han registrado casos en el pelotón ciclista profesional o entre aficionados. Actualmente el diseño de estos ha mejorada tanto, con los cantos redondeados para que no causen daños en caso de caídas. Pero, para algunos, la pierna mutilada del corredor cántabro del CCC Team tardará en borrarse de sus mentes…

 

[caption id="attachment_10286" align="aligncenter" width="654"] Fran Ventoso sufrió 'en sus carnes' los frenos de disco. Fuente: Twitter[/caption]

 

El incidente de la París-Roubaix 2016

 

Este fue, sin duda, el caso más llamativo (y polémico) en pleno proceso de aterrizaje de los discos de freno. El ciclista español Fran Ventoso, por aquel entonces en el Movistar Team, sufrió de manera accidental un corte profundo en su pierna izquierda al impactar con el disco del freno de otro ciclista. La noticia, como ocurre habitualmente en casos llamativos, corrió como la pólvora por medios especializados y sobre todo por medios generalistas, ávidos de sangre y morbo que sólo se acercan al ciclismo cuando ocurre una desgracia o hay positivos por doping. Fue tal el revuelo que la UCI tuvo que recular en ese momento y prohibirlos. El propio Ventoso manifestó estar a favor de este tipo de frenos, pero no en las condiciones de seguridad existentes en ese momento.

Al tiempo, la UCI volvió a permitirlos y a día de hoy, tanto en carreras profesionales como amateurs, su uso está aprobado por UCI y por RFEC y cada día son más los ciclistas de todo tipo que los usan.

 

El futuro es ahora

 

Bajo nuestro punto de vista los frenos de disco no son el futuro del ciclismo...son el presente. Aunque los de zapata siguen siendo algo romántico para aquellos que usan los frenos tradicionales, los de disco se han confirmado como más eficientes, seguros y modernos. Los que montáis en bicicleta de montaña tendréis asimilado que los frenos de disco son incuestionables y nadie -o casi nadie- está a favor de volver a los antiguos de zapatas. Es ley de vida, tal y como desapareció la bici de 26” en MTB dentro de unos años veremos los antiguos frenos en la bici de algún nostálgico o incluso en museos.

 

Saludos, compañeros. Estamos deseando leer vuestros comentarios al respecto…