La Strade Bianche la sangre altera

Ya está aquí la primavera, esa época que tanto nos gusta. Ya llega el buen tiempo, la época en la que nos gusta salir a alguna terracita a tomarnos algo y en la que salir a dar un paseo en manga corta empieza a ser habitual.
Bueno, en realidad todavía no ha empezado, quedan un par de semanas realmente, pero es que los aficionados al ciclismo no entendemos de solsticios. Para nosotros, la primavera empieza con la llegada de las clásicas.
Atrás quedaron esas carreras exóticas y no tan exóticas. Atrás quedaron vueltas World Tour como el UAE Tour o el Tour Down Under, y otras carreras de más tradición pero menor categoría, como la ronda andaluza, la murciana y la valenciana. Carreras que captan nuestra atención y a todos nos entusiasman porque significan la llegada de la nueva temporada, los nuevos maillots, los debuts de los nuevos fichajes, pero que quedan en meras carreras de pretemporada cuando arranca la primera clásica.
Porque las clásicas son el auténtico ciclismo de ataque, la tensión, el correr para ganar y solo para ganar, sin pensar en mañana. Las clásicas son Flandes, Italia… lugares donde el ciclismo adquiere una dimensión superior a lo estrictamente deportivo.
Después de todas estas carreras antes mencionadas, Bélgica nos abre a todos los brazos para la llegada de la Omloop Het Nieuwsblad, una carrera de nombre impronunciable (aceptamos que le sigáis llamando Het Volk), pero que tiene un significado especial. Para los más aficionados, es el auténtico inicio de la temporada. Vemos los primeros palos, las primeras extrañas alianzas, las dejadas de tostada, el wolfpack arrasando… Pocas cosas han cambiado. Y siempre con gran espectáculo.
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Después de esta incursión belga, llegamos a la Toscana. Esos verdes prados que a tantos grandes artistas inspiraron, para el aficionado al ciclismo significan carreteras blancas, polvo que asfixia a los corredores y que provoca el desagradable pero maravilloso chirrío de las bicicletas que nos hace saber que estamos viendo la Strade Bianche.
Imagináis hacer una Strade Bianche sin Baggicase?? ??
La Strade Bianche es una carrera con poca historia. Poca, pero muy intensa. Es la carrera donde podemos ver las alianzas más extrañas e inimaginables. Es donde podemos ver colaborando en una escapada al campeón del mundo de ciclocross con el segundo clasificado del Tour de Francia, por cierto, sabéis de quienes hablamos, y ambos tienen Baggicase ;)
Lo que hace tan particular a la Strade Bianche es precisamente la diversidad de candidatos a la victoria que tenemos. Prácticamente solo ocurre en esta carrera. Tantas opciones tienen pesoplumas como Valverde, Alaphilippe o Bardet, como corpulentos pedrusqueros como Van Aert, Van Avermaet o Stybar. Nunca sabes qué tipo de corredor ganará ni cuán variopinto será el podio de este año.
La Strade Bianche ha adquirido un aura de día grande con tan solo 10 ediciones a sus espaldas. Muchos aficionados empiezan a considerarlo ya el sexto monumento oficioso (para mí los monumentos son 5 y así debe seguir siendo), y sin duda es de las jornadas que más expectación crean.
Esto no es casualidad. Para explicarnos el ascenso meteórico de la reputación de esta carrera nos basta con mirar su palmarés. Por lo más alto del cajón han pasado ciclistas como Fabian Cancellara (recordman con 3 victorias), Philippe Gilbert o Michal Kwiatkowski (2 victorias), y han sido numerosos fuoriclase los que han intentado llevársela pero no lo han conseguido. Los dos últimos campeones del mundo, Alejandro Valverde y Peter Sagan, son dos de los que más cerca han estado de ganar esta carrera.
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La edición de 2018 nos dejó uno de los días más bonitos de ciclismo de toda la temporada. Fue la presentación en sociedad de Wout van Aert, formando la sociedad antes mencionada con Romain Bardet. Los dos fueron superados por un cohete belga llamado Tiesj Benoot, en una exhibición salvaje en su mejor día como ciclista profesional. La Strade Bianche no es una carrera para ver en YouTube, y el año pasado así quedó demostrado, con palos de grandes nombres bien lejos de meta.
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La edición de este año pinta igualmente bien, con grandes clasicómanos y vueltómanos en liza. En la fecha en la que escribo esta entrada no hay todavía escuadras confirmadas, por lo que prefiero evitar dar nombres, aunque entre todos sobresale el de uno que no viene, Peter Sagan.
La fecha es quizás el principal escollo que tiene la carrera en cuanto a participación. Se disputa el día inmediatamente anterior al inicio de la París-Niza, la primera gran ronda World Tour en Europa. Por lo que los ciclistas que tengan pensado disputar la carrera francesa lo tendrán muy difícil para acudir también a la cita con los caminos de tierra de la Toscana.
¿Qué nos deparará esta edición 2019? ¿Veremos a Valverde ganando su primera gran carrera vestido de arcoíris? ¿Qué foto inusual veremos este año? ¿Quizás a Valverde fugándose con Van Aert? ¿Veremos un gran espectáculo?
Solo tengo respuesta para la última de las preguntas que planteo. Sí. Veremos un gran espectáculo.
Así que vayan cancelando sus planes de arrocito en la playa (sé que hace buen tiempo), de comidas familiares o de cualquier evento que tengan. El sábado tenemos la primera gran cita con el televisor viendo ciclismo. Es día grande. Es la Strade Bianche.