#59 El día que Baggicase se topó con Alberto Contador

Hace justo una semana me disponía a salir a rodar en mi bici de carretera con mi amigo Jesús que a su vez había quedado con su grupeta. Esas salidas de 3 horitas tan necesarias para romper la monótona rutina delante del ordenador o colgado del teléfono con Baggicase saliéndome por las orejas.

El plan estaba claro, salir a rodar, a "soltar patas" como se dice en el argot ciclista. La grupeta llevaba una semana intensa, con más de 400km acumulados en 4 días con lo cual el día de "descanso activo" había llegado y allí estaba yo para acompañarles en un día cómodo.

Salimos de casa de Jesús en busca de la grupeta, si todo sale como está previsto nos encontraremos de frente, en seguida nos daremos la vuelta e iremos todos juntos. La parada al café es en un pueblo a aproximadamente 50km, desayunaremos, contaremos las últimas batallitas de Valverde, Sagan y compañía y vuelta para casa. No hay mucho desnivel en la ruta y el plan es tranquilo con lo cual la media debería rondar los 30km/h.

Tras 15km aproximadamente, mientras estábamos charlando a saber de qué Jesús me dice, ¡ahí vienen!, cambiamos de carril para situarnos en la misma dirección que la grupeta y, a pesar del apretón que tuvimos que dar para tratar de que al adelantarnos no se fuesen demasiado lejos de nada sirvió. Primer calentón del día, "¡vamos Javi aprieta que nos ponemos a rueda!", así lo hacemos, nada más llegar a la cola de la grupeta nos reciben como se hace en estas ocasiones, ¡vamos chavales que venís dormidos! ?.

Como es mi primer día con ellos no conozco a ninguno, bueno, miento, a Mariano si le conozco, Jesús nos presentó unos días antes y me dijo "anímate el viernes que será ruta tranquila". Mariano se gira y se alegra de verme, ¡bien Javi, te animaste! ¡vamooos!

Algo no me cuadra, llaneamos a 45km/h aproximadamente, a cola de la grupeta se va fenomenal, ¡como para quejarse! En seguida Jesús que va a mi lado dice, "¿Javi, has visto quién va ahí delante?".

Casi ni me ha dado tiempo a mirar, entre el calentón para cogerles y esos primeros instantes necesarios para sentirme ubicado ni me he fijado. Yo soy pequeño así que para mirar donde Jesús me está diciendo levanto un poco la cabeza por encima del que me precedía y de un primer vistazo no reconocí a nadie, casualmente en ese mismo instante uno de ellos se pone de pie sobre sus pedales para afrontar un pequeño repecho, ¡cómo mueve la bici ese crack! esa pedalada y ese baile sobre la bici son inconfundibles, ¡es el gran Alberto Contador!

Miro a Jesús sin ser todavía muy consciente de lo que estoy viviendo "¡es Alberto!", "chhhtts, calla, no lo digas tan alto" me dice Jesús, es verdad, en estas uno tiene que controlarse, aunque no sea fácil.

Lo del "soltar patas" creo que va a ser que no, cada vez llaneamos más rápido, hay incluso momentos en los que me cuesta seguir la rueda a cola del grupo, superamos los 50km/h y en tramos en los que pica hacia abajo superamos los 60km/h.

Es increíble formar parte de esta grupeta, ¡cómo van todos! da gusto verlos, cadencia perfecta, buena planta y fuelle para rato. Tras los primeros kilómetros me asaltan las primeras dudas, yo no voy mal, en llano es donde mejor me defiendo pero como pillemos un repecho con desnivel y un poco largo igual me quedo, aquí la gente anda que no veas, si encima Contador está en el grupo la gente está extra motivada y van a dar aún más de lo normal. Los primeros repechos los llevo bien, eso si, a consta de gastar más de lo necesario.

Llegando al pueblo del desayuno Mariano se pone a mi altura, "¿qué tal Javi? ¡te veo bien!", "uff, ya voy con el gancho, este repecho es largo y no sé si aguantaré", "¡de eso nada, vamos dale!", me ve que voy justo y me da un empujoncito, lo justo para acabar el repecho sin descolgarme "gracias Mariano tío, ¡que rápido vais coño!"

Llegamos al desayuno y llega el momento de ver realmente de cerca a Contador, entramos a la cafetería, se forma un pequeño revuelo entre los cliente al ver a Alberto y son varios los que le piden fotos. Nos sentamos y antes de pedir los cafés Alberto me extiende la mano dándome así la bienvenida, "Me llamo Javi, encantado de conocerte Alberto".

Qué dices en estos casos en los que te encuentras estrechando la mano a una de esas personas que han cambiado su deporte, que también es tu deporte, que te han hecho disfrutar lo que nunca imaginabas y que ha demostrado una categoría y un coraje pocas veces visto, ¿como le transmites ese agradecimiento sin darle el coñazo? Con una sonrisa y una mirada de admiración y agradecimiento, no se me ocurre otra manera, y, llámame iluso pero creo que le llegó por su mirada y su sonrisa de vuelta.

La charla es distendida, café para todos y alguna que otra tostada. Hablamos de bicis, de equipos, de ropa ciclista, etc. Yo prácticamente me dedico a escuchar, no les conozco mucho y hablan tanto y tan bien de ciclismo que me embeleso con facilidad.

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Tras aproximadamente media hora y las pertinentes fotos con nuevos clientes nos vamos. Justo antes de subirnos a la bici un compañero detecta que se le ha roto un radio, Alberto, muy participativo le da ideas para resolverlo, tantísimas horas sobre la bici le han dado el bagaje suficiente para salir airoso de estos percances.

La vuelta es terrible, desde el primer momento Contador comienza a tirar a tope y vamos cayendo poco a poco, algunos aún le pueden seguir la rueda, la mayoría no aguantamos el ritmo. No hay problema porque nos van esperando cada pocos km y la última parte la hacemos juntos y más tranquilos.

Nos despedimos de todos y, al tomar nuestra dirección a casa Jesús y yo hacemos una mirada cómplice, de esas en las que dices muchas más cosas de las que podrías decir aunque hablases durante horas. Ha sido un día increíble para mí, y Jesús lo sabe.