#67 Las explosiones del Giro 101 (Chaves, Yates, Aru, Pinot)

El Giro de Italia siempre ha tenido fama de ser una carrera brutalmente exigente. Las etapas suelen ser largas y complicadas. Los rivales van a toda velocidad y a menudo el clima no acompaña. Sus puertos más míticos (Mortirolo, Zoncolan, Colle delle Finestre, Stelvio, Passo Gavia, Marmolada, etc) están entre los más duros del mundo y ganar esta competición de tres semanas está al alcance de muy pocos.

En una competición de tan alto nivel es normal que siempre haya algún favorito que sufra un serio desfallecimiento en una etapa importante y termine por quedarse sin opciones en la clasificación general. Pero este año han sido varios los casos y nos ha llamado mucho la atención. Porque no hablamos de una “pájara” de un día, sino de una auténtica “explosión” que les deja sin fuerzas para el resto del Giro.

El primero en caer: Esteban Chaves

  foto-chaves-giro-101 Antes de empezar la décima etapa, todo pintaba bien para el corredor colombiano Esteban Chaves. Su líder, Simon Yates, vestía la “maglia rosa” desde hacía cuatro días y él era el segundo en la general a tan sólo 32 segundos.

Habían recogido los frutos de la gesta que consiguieron en la sexta etapa, que terminaba en el Etna. En ella Chaves y Yates cruzaron juntos la meta por delante de todo el mundo, consiguiendo el triunfo de etapa para el colombiano y el liderato en la clasificación general para el británico. Al presenciar esta superioridad muchos pensábamos que el temido equipo Sky tendría un duro rival a batir y que nos esperaba un gran espectáculo por delante.

Pero todo cambió en esa fatídica décima etapa. Veníamos del día de descanso, con las incertidumbres que eso siempre genera porque hay a quien le sienta bien y a quien le sienta muy mal. La etapa que tenían por delante los corredores era la más larga de todo el Giro (239 km) con cimas de máxima dificultad como la Fonte della Creta, la Bruzzolana o Gualdo Tadino y el Mitchelton-Scott se disponía a defender su liderato.

Pero nada más empezar las rampas de la Fonte della Creta (de segunda categoría) se empezó a ver que Chaves, que es uno de los mejores escaladores del mundo, no parecía encontrarse bien. El pelotón se había partido en dos y los equipos del primer grupo, al ver que Chaves se había quedado en el grupo de los rezagados y que podían eliminar al segundo de la clasificación, aceleraron sin piedad y le hicieron imposible volver a conectar con el grupo de favoritos. Varios compañeros se retrasaron para intentar ayudarle, pero Chaves, sencillamente, estaba fundido, sin fuerzas.

La etapa se convirtió en un infierno que no parecía terminar nunca y al final el colombiano cedió 25 minutos y bajó hasta el puesto 39 de la general. El Giro se cobraba su primer ciclista TOP. Chaves terminó el Giro en el puesto 72, a más de 3 horas de Froome.

¿Qué había pasado? Al principio se especuló con alguna alergia, pero finalmente el corredor y su equipo dijeron que, sencillamente, se había quedado sin fuerzas y que no tenían una clara explicación del por qué.

El turno de Fabio Aru

 

foto-aru-giro-101La etapa décimoquinta prometía un gran espectáculo. En sus 176 km de recorrido se acumulaban puertos poco conocidos, como el Passo della Mauria, el Passo Tre Croci, el Passo di Sant’Antonio o el Costalissoio. Ninguno era de primera categoría porque la organización de este año no quiso visitar el Pordoi, ni la Marmolada, ni las Tres Cimas de Lavaredo en el paso por los Dolomitas, pero era de prever una gran batalla y los ciclistas no defraudaron.

En la primera hora, en la que todo el terreno picaba hacia arriba, se recorrieron 42 kilómetros, ¡iban embalados! Toda la etapa fue así, como un tren que no te espera y llevando al límite a todos.

El último puerto, el Costalissoio, que sobre el papel no prometía ser decisivo, lo vio el británico Yates como su gran oportunidad y se marchó decidido a por la etapa a 17 kilómetros del final. Los favoritos no podían seguirle el ritmo. Ni Froome ni Dumoulin estaban para muchos trotes y “Supermán” López y Carapaz sólo competían entre ellos por el maillot blanco sin poder acercarse a Yates.

Y los aficionados italianos se preguntaban “¿Y Aru? ¿Dónde está Fabio Aru?”. El italiano, que había comenzado el Giro entre los favoritos, no había rendido en ninguna etapa anterior. Algunos podían pensar que era para no quemarse o que estaba buscando su momento, pero esta etapa vino a quitarle la careta y demostró que sencillamente no estaba al nivel de las expectativas. Sufrió lo indecible y perdió casi 20 minutos.

Esta derrota le amargó el carácter durante los días siguientes. En la contrarreloj fue castigado por haberse aprovechado del rebufo de las motos y, cuatro etapas después, cuando se subía el primer puerto del día (Colle del Lys, de segunda categoría) un Aru ofuscado que no podía ni con su alma ponía pie a tierra y dejaba la carrera.

De nuevo ni el corredor ni el equipo supieron explicar el por qué de su bajo rendimiento y sometieron al corredor a algunas pruebas para evaluar su estado de forma.

Yates también explota

 

foto-yates-giro-101La etapa 19, en la que abandonó Aru, será recordada siempre por la espectacular escapada de Chris Froome a 80 kilómetros de meta. Con ella le dio un vuelco a la carrera y se colocó de líder, posición que defendió hasta el último día.

En esa jornada histórica el principal damnificado fue Simon Yates. Hasta ese momento, con sus tres victorias de etapa y con las buenas sensaciones que había dejado, todo pintaba bien para el corredor británico. Sólo había flojeado en la etapa anterior, cediendo 28 segundos ante Froome y Dumoulin, pero había conseguido mantener el maillot rosa. Parecía que, a sus 25 años, Yates se empezaba a acostumbrar a lidiar con los mejores del pelotón.

Pero el ataque de Froome lo cambió todo. Pidió a su equipo que pusiera a todo el mundo en fila en el puerto de la Finestre y, viendo que sus rivales sufrían, se disfrazó de Contador y se marchó sólo hasta la meta en una solitaria escapada de 80 kilómetros, consiguiendo el triunfo de etapa y el liderato en la general.

Algunos de los más fuertes, como Carapaz, Pinot, Moreno o Dumoulin perdieron “sólo” tres minutos. Peio Bilbao y Pozzovivo llegaron a ocho minutos, Henao a once y Luis León Sánchez a 19. Yates se dejó 38 minutos y perdió el Giro en esa etapa.

En la línea de meta tampoco hubo una explicación clara a semejante debilidad, ya que ni siquiera estuvo cerca de los favoritos. De nuevo el equipo prometió estudiar los datos y el corredor se mostró determinado a aprender de la experiencia, pero nadie nos contó por qué se hundió de esa manera.

Al final Yates terminó el Giro en el puesto 21 a más de una hora y cuarto del líder.

Pinot agoniza junto al coche de equipo

 

foto-pinot-giro-101La penúltima etapa del Giro transcurría entre Susa y Cervinia. El francés Thibaut Pinot afrontaba la carrera en la tercera posición de la clasificación general, soñando con subir al podio de Roma al día siguiente, pero el destino le reservaba una desagradable sorpresa. En la segunda de las tres ascensiones del día (San Pantaleón) se quedó estrepitosamente, no podía seguir el ritmo de los favoritos y parecía encontrarse realmente mal (después se supo que estaba corriendo con fiebre).

El coche de equipo se puso a su lado y varios compañeros le rodearon para tratar de ayudarle en una imagen inolvidable, el equipo arropaba a su líder herido. Desde la ventanilla del coche le pasaban algún bidón que finalmente rechazaba y sus gregarios le daban palmaditas de ánimo y se ponían a su disposición para ofrecerle un relevo. La televisión sólo pudo mostrarnos esas imágenes desde lejos, pero en ellas se veía claramente a un corredor que estaba sufriendo algún percance serio de salud y que sólo continuaba por puro orgullo y clase. Llegó a meta a más de 45 minutos y le llevaron directamente al hospital de Aosta.

Pinot pasó la noche ingresado y los doctores le diagnosticaron un principio de neumonía, deshidratación y una fiebre bastante alta que pudieron controlar. Sin embargo, tenía totalmente prohibido tomar la salida al día siguiente, así que el Giro para él había terminado.

¿A qué se deben estas “explosiones” en ciclistas tan destacados?

Puede que no se deba a un solo factor, sino a varios elementos que se han producido a la vez.

¿Los desplazamientos?: el Giro comenzó con tres etapas disputadas en Israel, lo cual obligó a los ciclistas a desplazarse a territorio italiano para continuar con el recorrido habitual. Además, durante algunas etapas de montaña, los equipos se quejaron de que la línea de llegada estaba bastante lejos de los hoteles de los equipos y de que eso les quitaba horas de descanso. Esto puede haber influido pero en realidad es algo que han sufrido todos por igual y que no ha resultado ser un problema tan grande, por lo que lo descartamos como posible causa.

¿Sustancias sospechosas?: en las redes sociales, hay quien dice que los desfallecimientos pasan porque hoy en día los ciclistas corren más limpios y por eso sufren más y tienen más problemas para estar a la altura de desafíos tan exigentes. Es un argumento difícil de rebatir o de demostrar, ya que nos resulta imposible de saber hasta qué punto tiene o no fundamento. Por lo tanto, es una cuestión que no entramos a valorar.

¿La temperatura?: aunque la lluvia hizo acto de presencia en algunas etapas, hay que reconocer que la temperatura no ha sido un problema. No hemos vivido ninguna ascensión a puertos nevados (como ha ocurrido en muchas ediciones anteriores) y tampoco el calor en las zonas soleadas (sobre todo Sicilia) ha sido tan intenso (sólo un poco en Israel). Descartamos también esta causa.

¿El recorrido?: aunque el Giro ha mantenido su nivel y su dureza, en la edición de este año se han evitado los grandes puertos de los Dolomitas. No se ha subido ni el Mortirolo ni Gavia ni Stelvio. Hemos visto etapas en las que se ha concentrado un buen puñado de puertos pero, siendo sinceros, no podemos decir que el recorrido haya sido mucho más exigente que en otros años.

¿La nutrición?: una persona que viva en una ciudad y realice una actividad moderada suele consumir unas 2.000 calorías al día como mucho. Un ciclista profesional puede doblar esa cantidad y casi triplicarla en etapas de máxima exigencia. Pero damos por hecho que los equipos profesionales cuentan con profesionales suficientemente preparados como para gestionar las necesidades nutricionales de los corredores. Por lo tanto, no debería ser la causa de estos desfallecimientos.

¿Entonces qué ha pasado?

De momento, no tenemos una explicación convincente. Simplemente ha ocurrido. Tendremos que esperar a los análisis que hayan hecho los equipos y conseguir más información para poder opinar con fundamento. Esto nos hace ver que un deporte como el ciclismo, con más de 100 años de competiciones profesionales, todavía tiene aspectos que no conocemos totalmente y nos anima a tratar de conocerlo cada día más.

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